Esta entrada va por todas aquellas veces que parece que no podía dar mi opinión o proponer otro punto de vista. "Qué sabrás tú", "Esos son pensamientos de juventud", "A mi con 20 años no me vas a venir dando lecciones de vida", ... entre otras muchas respuestas de gente más "adulta" y "experimentada" son las patadas que he obtenido al simplemente querer dar mi opinión o intentar que una persona no se cerrara completamente sobre su visión de los hechos (o solo mirara el aspecto negativo de las cosas).
Esto, es malo cuando te pasa con extraños, conocidos o amigos. Pero es peor cuando te pasa en tu propia casa, con tu familia más cercana. La experiencia es un grado, pero en todos los aspectos y para todos. La edad no significa que tengas más experiencia en todos los aspectos de la vida.
Estoy harta de que no se me valore. De que en mi propia casa, mi palabra sirva menos que la de un perro y que encima no me pueda quejar porque todo lo que se hace o ha hecho, es por y para mi y va con buena intención. Sin embargo sí se puede menospreciar mi trabajo, exigirme una perfección sobrehumana en todos los aspectos (y a la vez) y machacarme por cada decisión que tomo. Que cada amigo/a, novio o persona a la que admiro solo tenga fallos. Echarme en cara que no tengo personalidad o que otras personas "me llevan a su terreno" siempre que no hago al pie de la letra lo que ellos piensan que es correcto, sin pensar ni tan solo un momento que quizás yo también tomo decisiones porque quiero yo y no por nadie. Que quizás la última decisión que tomaría sería la que ellos me proponen... pero no porque nadie me lo inculque o intente lavarme el cerebro. Nadie, salvo ellos.
Que echen por la borda mi esfuerzo y mi trabajo y que encima lleve yo la culpa, que sean ellos los que realmente me hagan perder un año (y dos más) como me recriminaron hace tiempo, que no me pueda quejar porque "ya están mayores y les cuesta más enterarse de las cosas" aunque se lo haya repetido hasta la saciedad y que me lleve una bronca por quejarme. Son cosas que minan tanto la moral... Llevo dos días aquí y ya deseo irme... ya vuelvo a tener los pensamientos del pasado. No merece la pena. Quiero poder dejar de sentir, de sufrir y de esforzarme. Cada vez me siento más estúpida.