¡Al fin!
Como un mes y medio (casi dos, cof cof) después del cumpleaños de Pablo, he hecho la
dichosa tan solicitada tarta de queso. Como hace mucho que no la hacía y ya la había olvidado, me puse a buscar nuevas recetas y, como soy yo, decidí añadirle mi propio toque de oreo.
Al principio, reconozco que no estaba muy convencida. No recordaba tener que calentar nada en la antigua tarta de queso que hacía yo y en estas recetas que seleccioné, sí. Pero hay muchos caminos que llevan a Roma >.<
**Off-topic: esto me trajo muchos recuerdos de aquella vez que la cociné en Manresa... Y me hizo pensar en Kira y en su familia y en cómo estarían. Espero que bien~~
LET'S GO!
Ingredientes (un poco a ojo, como siempre)
Para la base
- 1 paquete de galletas oreo
- 25-50gr de mantequilla
- 1 cucharada de nocilla
Para la tarta
- 300gr de queso tipo Philadelphia
- 100gr de azúcar
- 400ml de nata para montar (con +35% de grasa)
- 100-200ml de leche condensada (o más, esto es un poco al gusto)
- 6 hojas de gelatina (valen un par de sobrecitos de cuajada)
Para el topping: ¡Más galletas oreo! ¡Dame galletas! ¡Nunca son suficientes galletas!
Pues vamos manos a la masa (no, ¡quieto! ¡¡En esta ocasión no es literal!!):
Separamos las galletas oreo en galleta y relleno en dos boles aparte. Reservamos 4 de las galletas para decoración (esto va un poco al gusto, so haced como gustéis). Machacamos el resto de las galletas hasta que sean un polvito con tropezones. Si queréis, podéis reservar parte de ese polvito para la decoración de arriba también. Calentamos la mantequilla al microondas o en un cazo. Ojo al microondas, poquitos segundos y removiendo entre medias. Echamos la mantequilla a las galletas machacadas y removemos mezclando bien. Yo, para esta base hice una ¡innovación teórica! y le añadí una cucharada colmada de nocilla. La verdad es que queda genial.
Removemos toda la mezcla bien. Engrasamos el molde con algo de mantequilla, uno normalito de tarta nos valdrá aunque recomiendo que sea de los desmoldables, y ponemos nuestra mezcla pringosaen la base. Apretamos e igualamos bien, con las manos o con una cuchara, y a la nevera.
En otro bol aparte, ponemos agua fría y las seis hojas de gelatina para que se hidraten bien. Ponemos a fuego medio-alto la nata en una ollita. Vale si cambiamos la mitad de la nata por leche y cosas así, tampoco hace falta ser más papistas que el Papa. Le echamos el azúcar y vamos removiendo. La gracia está en que cuando esté caliente pero sin llegar a hervir le echemos el queso, el relleno de oreo y la leche condensada. Mezclamos todo bien. Si hace falta, usad varillas, que no queden grumos.
Escurrimos la gelatina con un buen apretón de manos (¿Qué tal? Encantada señora gelatina. Hay un poco de humedad hoy, deje, deje que le ayudo) y la echamos en la mezcla calentita, pero ya fuera deli fuego. Normalmente se diluye en agua tibia, pero en este caso la mezcla ya está caliente, así que no hace falta si mezclamos todo bien y rápido.
Vertemos la mezcla en nuestro molde con la base ya solificada y a la nevera unas 8-12h o hasta que la menees y no se mueva nah de nah. Cuando eso pase, echamos el polvillo y las galletas reservadas por encima como decoración, desmoldamos y ¡voilà!